Lupino Caballero
  Suspiros
 

 

Suspiros

Por: René Piñón

 

Estas micropiezas para piano han sido creadas por Lupino, bajo la condición de utilizar únicamente 4 notas  en cada una de ellas, por lo que  cada una de estas piezas es viva expresión de las posibilidades que se logran con un sólo acorde, por decirlo de alguna manera.  Su semejante en pintura, serían esos cuadros creados a un color, que encuentran la variación en las distintas tonalidades de dicho color y el ritmo de la obra (como los cuadros pintados por Picasso en sus etapas rosa y azul).

 

En esencia, estas piezas pretenden representar fragancias percibidas por un depredador, específicamente un lobo, cuyo sentido del olfato rebasa las posibilidades humanas.  Un breve momento de sensibilidad, logrado a través de un sentido casi olvidado, en donde el resultado nace solamente de un suspiro…

 

CARACTERISTICAS DE UN SUSPIRO

 

“Suspiros”  más que una obra, es un formato, pues al igual que el poema sinfónico o el vals, representa un concepto que puede contener en sí mismo un sinfín de posibilidades sonoras de distintos estilos musicales.  En esencia, lo que pretenden los “Suspiros” es crear un simulacro sonoro de una fragancia al ser olfateada mediante un suspiro.  Es por eso, que los únicos dos requisitos que debe tener una pieza para adquirir el seudónimo de suspiro musical son los siguientes:

 

·       Duración breve: ya que los suspiros, tanto como los olores olfateados lo son, alcanzando así el grado de micropieza.

 

·       Sonorización lograda mediante una cantidad muy limitada de notas: ya que esto genera un color muy específico que brinda individualidad y unidad al concepto, semejante al de las pinturas a un solo color, en donde las distintas tonalidades de este forman la idea principal de unidad y contraste.

 

Los “Suspiros” provienen directamente de la filosofía Licantrópica de Caballero, específicamente del sentido del olfato súper desarrollado de los lobos o los híbridos que forman los humanos con estos.  Los que se incluyen en esta reseña se separan en dos grandes grupos: los “Suspiros de un depredador en campiña”, que se inspiran en fragancias de lugares fuera del alcance de la civilización; y los “Suspiros de un depredador en la urbe”, inspirados en olores netamente urbanos.  Generando así la inevitable dualidad, tan inmiscuida en la vida y obra de Caballero.

 

SUSPIROS DE UN DEPREDADOR EN CAMPIÑA

 

I. Algas sobre el Estanque. 

 

Este suspiro esta compuesto con cuatro notas principales (Do, Re, Mib, Sol) y una nota de apoyatura (La) que aparece sólo dos veces en la pieza.  Tiene una forma de palíndromo a la que se le suma una Coda, es decir: A -  B -  C -  B -  A -  C coda.

 

II. Brisa sobre el Río. 

 

Compuesto con cuatro notas (Re, Mib, Lab, Sib) que bailan sobre alturas generalmente agudas, este suspiro nos transporta sobre las fragancias de la brisa que corre sobre un río.  Aunque existen figuras rítmicas o motivicas recurrentes, carece realmente de forma, tomando su coherencia de la dirección, la cual se mueve contrapuntisticamente de lo ágil y gracioso a lo frágil y lento.

 

III. Hojas Secas sobre la Tierra.

 

Esta micropieza es un “Tema y Variaciones” compuesto con cuatro notas (Do, Re, Mib, Sol) que forman una danza bastante melódica, en comparación con el resto de los suspiros.  La forma se constituye de A – A1 – A2 – A, unidas estas partes con pequeños eslabones de un compás, mismos que se intercalan en la reexposición con el tema, fragmentándolo y dando sentido conclusivo a la obra.

 

IV. Tortuga bajo el Agua.

 

Tortuga bajo el agua es un suspiro que nos lleva a través de un viaje de fragancias submarinas.  Está compuesto con cuatro notas (Si, Do, Fa, Sol) como el resto de los suspiros al despoblado, y aunque carece de forma definida, podemos observar mediante el cambio de ritmo de su acompañamiento dos partes muy claras.  El tema se presenta mediante distintas sonoridades en plaque que se van partiendo a lo largo de la obra.

 

SUSPIROS DE UN DEPREDADOR EN LA URBE

 

I. Humo sobre el Asfalto. 

 

En representación al fuerte olor a combustible quemado que flota sobre la superficie de las calles en las urbes, aparece este suspiro compuesto con cuatro notas (Mi, Fa, Sib, Si).  Su forma se define mediante la trayectoria que toman los largos acordes iniciales de los pentagramas superiores, que se disipan como el mismo humo hasta transformarse en pequeños clusters de dos notas que se superponen, el esquema de sus partes es el siguiente: A - B - A1 - A2 - B1 - A3 - C - B - A - C. 

 

II. Fuego sobre el Hashís.

 

Compuesto con cuatro notas (Do, Re, Mi, Fa#), “Fuego sobre el Hashís" es probablemente uno de los suspiros con los que más batallara Caballero, debido principalmente al manejo contrapunitistico de su único Tema, el cual aparece a la octava, aumentado, disminuido, entrecortado y generalmente desfasado.  Pese a las notas seleccionadas, las disonancias son ligeras en comparación con otros suspiros, esto se debe al manejo prioritariamente melódico de la obra. 

 

III. Asfalto sobre la Tierra.

 

Esta micropieza es simplemente un ostinato de clusters que se entremezclan con un tema lejano y muy aplastado por las fuertes disonancias de los intervalos de segunda.  Representa la lucha de olores que produce la tierra y el asfalto.  Está compuesto cono cuatro notas (Sol, Lab, La, Sib).

 

IV. Acero sobre el Trabajo.

 

El olor producido por las maquinas de trabajo y el sudor de los obreros, se mezcla en esta pequeña oda a los logros cristalizados por la unión: maquina – hombre, en donde a veces no se distinguen uno del otro.  La maquinaria aparece en la pieza como un ostinato, en veces rítmico, en veces melódico, mientras que el sudor es realzado mediante las melodías principales y las notas agudas de la obra. Compuesta con cuatro notas como el resto de los suspiros aquí tratados (Do, Fa, Sib, Si), está micropieza retoma un tema popular de procedencia desconocida por el compositor, el cual es comúnmente tarareado en diversas representaciones de piratas en medio de sus labores. 

 

Cabe agregar que las micropiezas aquí señaladas como suspiros, no conllevan un orden específico de ejecución, por lo que pueden ser interpretadas por separado o en grupo, en el orden que el interprete considere más prudente de acuerdo sus fines artísticos. 

 

 
   
 
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